Épica subida a las cimas más aventadas que recuerdan los anales de nuestro - ya largo - periplo montañero.
La cuerda del M'Goun intentó resistirse pero, como no somos franceses, hicimos caso omiso a las amenazas eólicas y coronamos el cielo de los bereberes.
Nos rondaba la cabeza una canción de Radio Futura: "... El mismo aire que fecunda la tierra, convierte ciudades en polvo..."
Y la imaginábamos en labios de nuestro añorado Iguana.
Luego vino la bajada a los valles, la vegetación y el calor.
43 grados Celsius intentaban aniquilarnos.
Y ahí surgió la frase del día:
"Me gusta Marrakés
por lo fresquito que es".
Los cachondos también van al cielo, aunque no sea el de los bereberes.
Digo yo.
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