Los ánimos ya estaban caldeados cuando se ha producido la matanza de Pakistán, por parte de talibanes, parece ser. Venganza por las incursiones de los drones americanos, pero ninguno de los muertos pertenecía al gobierno o al ejército norteamericano.
La cosa es delicada. Siempre me ha fastidiado la prepotencia occidental, pero también me desagrada mucho la intolerancia fundamentalista. Y sobre eso sé bastante; no en vano desciendo de Torquemada, o de algún vecino suyo.
Convendría que las aguas volvieran a sus cauces, pero me temo que ahora es difícil, cuando la sangre a llegado al río, literalmente.
Y espero que no siga esta carrera de locos hacia la destrucción y el enfrentamiento directo, porque veo a los ochomilistas dejándose la vida en Peñalara, el sudor en Pirineos y las lágrimas... en algún lugar entre Pakistán y el valle del Khumbu...
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