Como he pasado 11 días dormitando en mi plácida mansión, no tenía previsto ningún despliegue de medios especial para este evento, de manera que debí improvisar con un pequeño trípode de cámara automática y la escalera de mano (que utilizo para todo tipo de menesteres, excepto para las cosas del hogar).
De esta manera, los resultados no han sido pasmosos, pero menos da una piedra.
Y aquí tenéis una de las fotos de la Luna eclipsada entre el Sol y mi cámara.
También debo contaros que el otro día apareció en mi casa una cucaracha rubia, pero no me la comí.
Y que llevo casi un mes sin mantener una conversación inteligente con nadie. Ni siquiera con mi gato.
Lo he intentado con los ácaros que viven en mi colchón, pero son muy pequeños y su voz llega muy débil a mis oídos. Parece mentira que puedan llegar a residir allí dos millones de bichitos, pero no hay que preocuparse. Un gran científico dijo que, con los actuales medios de lavado en frío que utilizamos los higiénicos occidentales, lavar la almohada solo servía para obtener unos ácaros muy limpios…
Debo incidir en la importancia de que firméis el manifiesto de los lobos catalanes que metí en el post anterior.
Y también quiero recordaros que el hijo de Corto Maltés ha iniciado la recopilación de sus memorias en un blog al que podéis acceder desde los Enlaces, en la parte derecha de este mismo espacio, o simplemente pinchando aquí
Bueno, me despido con una última recomendación: pasad, de vez en cuando, por el artículo destinado a las cosas de nuestro viaje, donde Pepo sigue colgando información del mayor interés.
Y, sufriendo los rigores del estúpido verano madrileño, me despido con los versos conversos de Fórmula V (gran conjunto ye-yé donde los haiga): “Eva María se fue, buscando el sol de la playa. Con su maleta de piel y su bikini de rayas…”.
He dicho.
PostNOTA: Creo que Iguana ha hecho una convocatoria para vernos, pero debéis mirar los comentarios al post anterior.
…