
Tal es el caso que sucedió con el título de un librito aparecido, en edición de bolsillo, allá por el final de la década de los setenta. Se trataba de “Cómo meterse en los Picos de Europa”, un curioso manual para montañeros principiantes, escrito e ilustrado por el célebre César Pérez de Tudela, donde describía, de una forma sencilla, las rutas, senderos y vías más apropiadas para comenzar a adentrarse en la magnífica cordillera donde despunta el Naranjo de Bulnes.
Pues bien, la confusión se produjo inmediatamente pues, con una diferencia de muy pocos días, salió al mercado otra obra (a través de una editorial un tanto “underground”) en la que un jocoso William S. Burroughs se lanzaba, como un auténtico camicaze, en defensa del uso y abuso de la heroína. Describía el ambiente de los círculos más cercanos a dicha droga en nuestro continente, tras un viaje que había realizado recientemente a Londres y otras capitales.
El ensayo en cuestión vio la luz con el título “Cómo meterse los picos en Europa”. Y ahí surgió el embarazoso malentendido.
Ya ven que una cosa no tiene nada en absoluto que ver con la otra.
“Como te digo una co…, te digo la o…”, parafraseando al gran Sabina.
Así fueron los hechos y así se los hemos contado. Con tan solo una pequeña aclaración, que considero necesaria: todo lo expuesto más arriba es rigurosamente falso. Pero me he divertido mucho escribiéndolo.
Que me perdonen por ello los protagonistas (aunque el americano debería venir desde muy lejos para hacerlo. El otro mundo es lo que tiene…).
