lunes, julio 27, 2015

Frodo

Después de 17 años, vuelvo a vivir solo.
Descansa en paz, hermano.

domingo, julio 26, 2015

sábado, julio 18, 2015

lunes, julio 13, 2015

El último sueño



Me duele Grecia. Me duele el mundo de la Cultura. Me duele cada espasmo de este ingrato planeta... Y ya, en plan absolutamente egoísta, me duelen los costurones que todas esas heridas me van dejando en el pecho.
Sé que hay muchas cosas que estamos haciendo mal. Estaría cojonudo que fuéramos los únicos perfectos. Y yo, en concreto, soy bastante crítico con buena parte de las cosas que estamos haciendo.
Pero hay algunas jugadas que me huelen a chamusquina desde la distancia. Y creo solemnemente que la campaña de descrédito a la que se nos está sometiendo es injusta.
Es claro que debemos aprender de los errores y tratar de subsanarlos, pero coño, llevamos un año y medio diciéndole a la gente que hay otras maneras de hacer las cosas, intentando promover la unidad de la gente,  y las peores miradas que me he encontrado han sido las de aquellos a los que consideraba amigos y que nos veían como a unos bichos raros y poco fiables que intentáramos medrar o desbancar a los grandes santones del régimen, de sus escaños orondos y brillantes, con el único fin de ocuparlos nosotros.
Hemos ido creando algo muy grande y muy molesto en muy poco tiempo. Nos hemos dejado la piel cada día y cada mes para tratar de que en este país, en este mundo, las cosas cambiaran.
Y cuando resulta que parece que las cosas pueden cambiar, comienzan a aparecer  los salvadores de la revolución que, en buena medida, habían permanecido debajo de las piedras, a decir que no estamos por la unidad de las izquierdas, que no queremos participar en la única vía responsable para conseguir el cambio.
En realidad, siento que muchos de ellos se habían amoldado a una situación cómoda que consiste en mantenerse en la bendita oposición eterna, sin nada que ofrecer durante décadas, lamiéndose los fracasos como si fueran únicamente injusticias orquestadas contra ellos.
Y todo esto no es culpa de la clase política dirigente durante tantos años. Parece que la culpa es nuestra.
Me siento como puta por rastrojo.
Ya no sé quiénes nos quieren, ni quiénes nos desprecian.
Solo siento como si alguien tratara de cercenarme la ilusión.
Y me duele.
Y tal vez abandone.
O tal vez me ponga mi traje de domingo y salga por las calles a demostrar que sigo vivo y dispuesto a mojarme, en medio del temporal, para conseguir hacer realidad mi último sueño.

lunes, julio 06, 2015