Galizia 2011

En una escapada francamente vertiginosa al país gallego, comenzamos nuestro periplo tomando unos montaditos en el populoso barrio de Moratalaz, los tres mosqueperros correspondientes: Pico, Lechuza y Coyote (los viajeros del peyote).

Ya era oscurecido el día cuando llegamos a Monterroso que, como todos saben, fue el inventor de los “microrrelatos”. Cuando bajamos del coche, el dinosaurio ya no estaba allí, pero tuvimos un pequeño malentendido con un andrógino.

El pueblo estaba en fiestas, motivo que aprovechamos para degustar vinos de la tierra.

A la mañana siguiente, subimos al primer pico, El Pilar, techo de La Coruña, mojados entre una niebla que nos hizo difícil la ascensión. Y, sí, había un pilarcillo geodésico, pero ninguna virgen disponible.

Ya por la tarde, subimos al Faro, techo de Pontevedra. Allí no llovía y pudimos ver la ermita, los molinovientos, y jugar con las simetrías fotográficas, gracias a un edificio cristalino que en la cima había.

Esa tardenoche sabatense recalamos en Vilanova, en O Trisquel, hermoso lugar regentado por Marcos y amenizado por Cholo, ambos muy majetes. Nos recibieron con estupendas vituallas y nos informaron sobre el estado de las cosas en Peña Trevinca.

El domingo, nos levantamos pronto y comenzamos la ascensión (que no era precisamente uno de los tres jueves que relucen más que el Sol).

7:00  – salida de O trisquel.

9:00  – cumbre en el Maluro.

11:20  – cumbre en Peña Trevinca. Comida y fotos.

12:20 – inicio del descenso.

3:28 P.M. – llegada nuevamente al albergue. Misión cumplida. Triplete.

Tras una amena charla con nuestros mesoneros de lujo, volvimos al foro, a lomos de un mercedes, como le gustaba a Janis Joplin.
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