lunes, noviembre 12, 2007

TXUPI LERENDI Y LOS GIGANTES MOLINOS

Junto al sarmentoso hidalgo manchego, embarcado a lomos del flaco Rocinante, caminaban dos hombres en pos de la aventura.
Al primero de ellos, ya lo conocen ustedes por las crónicas cervantinas: el Sancho amigo, orondo comedor y bebedor infatigable de refranes, con los pies en la tierra, aún cuando montase a su singular pollino.
Es al segundo acompañante a quien hoy quiero referirme.
Se trataba de un ser igualmente singular, gran agitador en los foros norteños, torero vocacional en su juventud, andariego por tierras tan lejanas que allí nadie sabía de Urgandas, malandrines, ni Amadises coléricos. Podríamos llamarle El Gran Coloreador del Trópico, si ustedes me entienden.
Hace unos días encontré por la Red de Redes a este vasco infatigable, que había retratado la aventura de los molinos con atinado gracejo.
Lo que no nos contó, el muy bribón, es que fue él mismo – y no el caballero manchego- quien se lió la manta a la cabeza y la emprendió con los pobres pellejos de vino, en otro episodio también digno de felice recordatorio.
Tal vez pensaba en lo ardua que podía ser una completa segunda parte de aquel ilustre libro, sin un mal trago de licor que llevarse a la boca.
Quijano debió sentirse consternado por su valentía y le siguió los pasos, pinchando a su vez tantos odres como pudo.
Y me imagino a Sancho (¡Dios me perdone!) prescindiendo de las lides campales que lo rodeaban, sin otro afán que acercar su sedienta boca a los chorrillos que, por doquier, emergían de los imaginarios enemigos.
.....
No se corten y pinchen ustedes la imagen para ver cómo se agranda....

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Coyote, muy original tú comentario sobre nuestro amigo.
Por cierto, me ha llamado la semana pasada por teléfono para preguntar por nosotros y recordarme que teníamos pendiente una subida por allí.Le he dicho que desgraciadamente ya estamos sin fechas para poder subir en otoño, que era la idea original y que habrá que posponer nuestro encuentro para la primavera.
El Amboto y la diosa Mari tendrán que esperar.
Agur

Anónimo dijo...

Lechuza: el comentario que hiciste sobre la nota de shackleton buscando gente para su viaje, quiero utilizarlo para hacer el próximo post, si no te importa, porque me parece increible, y aderezado con unas fotos puede quedar muy bien....

Anónimo dijo...

No solo no me importa,si no que me agrada molt que te plazca.
Salut

Anónimo dijo...

DICHOS
METERSE EN CAMISA DE ONCE VARAS
Meterse en asuntos que a uno no le van ni le vienen.
Parece averiguado que esta expresión tiene su origen en la ceremonia que se hacía en la Edad Media para adoptar a uno como hijo, consistente en que el padre adoptante metia al adoptado por la manga, muy holgada de una camisa, y lo sacaba por el cuello de ésta hecho lo cual le daba un fuerte beso en la frente.
Así lo hizo -según cuentan- doña Sancha Velázquez para adoptar como hijo legítimo y heredero de sus estados al llamado Mudarra González, que había de ser, andando el tiempo, el vengador de sus siete hermanos, los siete infantes de Lara.
Sucedía, a veces, que salian mal estas adopciones, y, por lo tanto, se aconsejaba al que trataba que lo adoptasen que no se " metiera en camisa de once varas ", es decir, que no se dejase adoptar por otro.