domingo, marzo 29, 2009

TAXI

Mi gato es un privilegiado. Vive mejor que el 80 por ciento de la Humanidad.
Yo también soy un tremendo privilegiado.
No tengo coche. Me quedan 15 años para librarme de una hipoteca que no me va a servir de nada cuando esté muerto. (Y pago mis impuestos, como diría el honrado ciudadano americano de la última película que todos hemos visto).
El mundo sigue girando.
Y la gente se come los mocos, en el mejor de los casos.
Después de tomarme la quinta copa, cojo un taxi para dirigirme a mis reales aposentos en esta buhardilla de Chinatown, donde vivo sin apuros, pese al desorden y la apatía que se observan por todas partes.
La conversación, durante el trayecto, gira en torno a la crisis que estamos padeciendo.
Yo le digo al taxista que el tema es complicado, que ojalá vaya remitiendo esta escasez, pero que la cosa no apunta buenas maneras.
Él se queja de lo que todos nos quejamos pero, a medida que avanza el diálogo, se va mostrando muy humano.
Le comento la desolación de los desheredados de determinados países, donde vivir es una aventura cotidiana que roza la muerte a cada paso.
Hablamos de la terrible situación que les espera a los parados, a los emigrantes, a la gente más vulnerable…
Y, aún así, nos parece que nada es comparable con la papeleta que tienen las personas del llamado Tercer Mundo.
- Yo pienso en ellos cada día, y se me abren las carnes (dice este hombre sencillo, pero solidario, si es que eso significa algo, y yo creo que sí).
La noche es una pobre bestia oscura. Y sus moradores, testigos pasivos de la desolación o la borrachera. Pero hoy, el simple hecho de charlar con alguien preocupado por la suerte de los exiguos moradores del planeta, me ha provocado un sentimiento de esperanza.
Poco se puede hacer con las ayudas de las ONGs. En realidad, solo un cambio profundo de la mentalidad sería provechoso para intentar cambiar los aspectos dramáticos de la economía y la vida en la Tierra.
Y, sin embargo, me voy a la cama un poco más aliviado.
La gente seguirá muriendo en las antípodas.
Pero este taxista me ha recordado que siempre puede verse un destello de luz. Hasta en una ciudad fría y descorazonada como la nuestra.

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7 comentarios:

coyote dijo...

Me ha gustado "Slumdong Millionaire". Está bien hecha y es muy emotiva.
(No os perdáis el bailecito de los créditos finales).
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También me pareció interesante "Milk", sobre la vida del activista gay americano asesinado hace años.
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Esto de ver las películas on-line, sin necesidad de bajarlas, es un lujo (a pesar de la inferior calidad de las imágenes).

Anónimo dijo...

Siempre hay una luz verde en la oscuridad de la noche

Anónimo dijo...

Por la noche nunca sabes quién te va a pagar y quién no. Mi truco para cobrar es observar al cliente, intentar seguirle la corriente (suelen venir muy colocados) y decirle lo que quiere oir. No me va mal, hasta ahora. Buenas noches y buena suerte!
Taxi driver.
PD. Hace unos días llevé a JM Aznar. No le cobré la carrera.

coyote dijo...

Señor De Niro... ¿Usted vota a los republicanos?
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El mundo del taxi es peculiar, tanto por los clientes como por los propios conductores. Y más aún por la noche pues, como dice el refrán: todos los gatos son pardos.
Eso debería valer, al menos, para los madrleños.

Iguania dijo...

El viernes vi la peli y no me disgutó,pero ocho oscars me parece exagerado.
Quien cantaba esa que decía:¡taxi,sáqueme de aqui!.
¿Cómo se ven las pelis on-line?,rogaria información.

coyote dijo...

Los oscars son exagerados siempre, independientemente de su número.
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Iguana: yo lo que suelo hacer es verlas a través del enlace que coloqué en el blog: "películasyonkis".
Desde allí, busco la que me agrada y el modo de verla (generalmente en Megaupload).
El único problema es que suelen tener un tiempo limitado, pero hay varias formas de afrontarlo, como, por ejemplo, apagando y encendiendo el router.
Ya te lo contaré más despacio....

coyote dijo...

La canción del taxi era de Hilario Camacho, por supuesto.
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Anoche me atreví con "Benjamin Button"... y aún no hemos comentado nada de "R.A.F.", que estuvimos viéndola en el cine el señor Lechuza y yo la semana pasada.